viernes, septiembre 18

Vida de Madrid



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En Madrid la gente duerme poco: las caras que se ven por los transportes públicos de esta ciudad a primera hora inspiran una ternura maternal intensísima. Incluso cuando uno duerme el número suficiente de horas -en relación a sus necesidades personales- y sale de la cama de un brinco le invade una cierta modorra al entrar en el vagón y verse rodeado de tanto bostezo, de todas estas caras largas por las cuales uno siente una verdadera lástima.

También parece inevitable pensar en las horas a las que estos ciudadanos, tan dormidos a primera hora, terminan de desperezarse. La productividad de estos trabajadores no debe ser la óptima.

Yo le pediría a los madrileños que descansasen más y mejor.

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